Kopecký se adjudicó matemáticamente ayer la corona del Nacional Checo,
el campeonato que ha dominado con manifiesta solidez desde el primer
rallye de la temporada. Pero, a pesar de ello, no fue un domingo alegre,
de grandes fiestas ni alharacas, para el piloto de Škoda y la afición
checa, sumida en una profunda tristeza por el desafortunado accidente de
Václav Kopáček, en el que perdió la vida un espectador.
Kopecký había tenido que retirarse en ese fatídico decimotercer tramo, minutos antes del trágico suceso, a causa de una avería en el motor cuando ocupaba la segunda plaza del Barum, a espaldas de su compañero Hänninen. Entonces, el liderato dentro del apartado del Nacional de la República Checa pasó a manos de Kresta, el segundo clasificado en la general del certamen, que, de haberse llevado el triunfo, hubiese llegado a la última cita de la temporada a 48 puntos de disancia de Kopecký -se suman 50 por victoria-, y, por tanto, todavía con opciones, aunque muy remotas, de cara al título.
Pero, al igual que sucedió en el Rallye de Bohemia tras el fallecimiento del copiloto de Martin Semerád Vohuslav Ceplecha, los responsables del certamen checo decidieron anular también la puntuabilidad del Barum en señal de duelo por el trágico suceso. En consecuencia, a pesar de su abandono, Kopecký, contundente vencedor de las cinco primeras citas del calendario, se adjudicó, que no celebró, en medio de una luctuosa atmósfera gris, una corona nacional con una coda final irremediablemente agridulce.
Kopecký había tenido que retirarse en ese fatídico decimotercer tramo, minutos antes del trágico suceso, a causa de una avería en el motor cuando ocupaba la segunda plaza del Barum, a espaldas de su compañero Hänninen. Entonces, el liderato dentro del apartado del Nacional de la República Checa pasó a manos de Kresta, el segundo clasificado en la general del certamen, que, de haberse llevado el triunfo, hubiese llegado a la última cita de la temporada a 48 puntos de disancia de Kopecký -se suman 50 por victoria-, y, por tanto, todavía con opciones, aunque muy remotas, de cara al título.
Pero, al igual que sucedió en el Rallye de Bohemia tras el fallecimiento del copiloto de Martin Semerád Vohuslav Ceplecha, los responsables del certamen checo decidieron anular también la puntuabilidad del Barum en señal de duelo por el trágico suceso. En consecuencia, a pesar de su abandono, Kopecký, contundente vencedor de las cinco primeras citas del calendario, se adjudicó, que no celebró, en medio de una luctuosa atmósfera gris, una corona nacional con una coda final irremediablemente agridulce.
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